sábado, 26 de septiembre de 2015

LA REPUBLICA (PERU) Justicia popular: relato de un pueblo tras la muerte de dos delincuentes




Escribe:
Eduardo Salinas
En la entrada del pueblo de Andas, en Huánuco, está colgado un cartel que dice: “Ama Sua (No seas ladrón), Ama Llulla (No seas mentiroso), Ama Quella (No seas ocioso)”. Los pobladores respetan estos lineamientos morales y viven en paz con sus vecinos.
Al menos así era hasta el 15 de setiembre.
Ese día unos desconocidos llegaron al pueblo y sembraron el terror en la población.
Andas es un pequeño centro poblado rural ubicado en el distrito de Jacas Grande, provincia de Huamalíes, a cuatro horas de la ciudad de Huánuco.
El nombre del pueblo ahora está en boca de todos porque allí se produjeron crímenes terribles aquel día.
Los pobladores lo saben y no quieren ser señalados. Por ello rompen su silencio y cuentan a La República lo ocurrido.
Por turno, sentados en la puerta de su local comunal, recuerdan que dos presuntos delincuentes fueron quemados vivos en castigo por sus actos.
Aseguran que se dejaron llevar por la indignación tras descubrir que uno de los pobladores más queridos había sido asesinado por los extraños.
A las cinco de la tarde de ese día, un comunero notó la presencia de los desconocidos. Entonces sonó la campana para alertar a la población. Por lo general a esa hora los agricultores y ganaderos regresan de las chacras con sus animales.
De pronto, alguien dijo que unos vecinos se hallaban en peligro y en segundos todos se reunieron en la plaza del pueblo para buscar a quienes hacían peligrar a sus hermanos.
“Se habían escondido entre los corrales. Nos habían dicho que eran tres pero uno de ellos logró escapar. En un terreno de 150 metros se encontraban estos sujetos, estaban con mochilas y al ver a la gente se asustaron y sacaron una pistola”, asegura el alcalde del centro poblado de Andas, Luis Rojas.
El cielo se oscureció cuando un grupo de vecinos detuvo a los sujetos. Eran las 8:30 de la noche cuando la gente llegó al local comunal. Los sospechosos eran Miguel Mauricio Nieves, de 32 años, natural del Callao, y Emerson Wilfredo Roque Moreno, 24 años, natural de Huánuco.
La pistola estaba en la mano de uno de ellos. La mostraba para intimidar a la muchedumbre.
“¿Cuántas balas tienes? Somos muchos, podrás disparar a alguien, pero entre todos te vamos a agarrar”, les gritaban los pobladores.
Entonces sonó un disparo y cayó herido el dirigente comunal Alejandro Guardia Salazar (57). Su muerte se produjo a los pocos minutos.
El balazo le había ingresado por la zona derecha del pecho y el agricultor, dueño de plantaciones de fruta y tubérculos, no resistió.
“Ese hombre tenía seis hijos, tres de ellos pequeños que ahora no tienen la atención de su padre. Figúrese que los más pequeños tienen retardo mental. Por eso se enfureció la gente”, explica Dedicación Guzmán, quien recuerda bien los hechos ocurridos aquella fatídica noche.
El crimen enfureció a la turba que persiguió a los sujetos hasta capturar a dos de ellos. El autor del tiro logró huir y se sabe que podría llamarse Ángel Moreno Moris.
Entonces golpearon y desnudaron a los sospechosos. Luego los ataron de pies y manos.
“Nosotros no sabíamos si ellos tenían otro tipo de armas, por eso les quitamos sus prendas, queríamos estar seguros de que ellos no iban a matar a más gente”, relata Dedicación.
Entonces alguien sugirió rociarles gasolina y prenderles fuego. Y no saben por qué lo hicieron. “Tal vez por la cólera”, señalan.
“No había otra solución, sabíamos que si los entregamos a las autoridades ellos algún día iban a salir en libertad e iban a tomar venganza. La muerte de ellos fue la solución. La comisaría de Llata está a dos horas, sabemos que fue un error, pero las circunstancias nos llevaron a eso”, dice Rojas.
Horas después, agentes de la comisaría de Llata encontraron los cuerpos quemados en la carretera de ingreso a la localidad de Andas. Los cadáveres fueron llevados al hospital de la ciudad de Llata, capital de Humalíes.

Pueblo sin estado

El linchamiento ocurrió en plena difusión de la cuestionada campaña de la comunicadora Cecilia García ‘Chapa tu choro’.
Pero no nos engañemos, este tipo de ajusticiamientos en los centros poblados es muy frecuente y la muerte de los delincuentes se produce por lo menos cinco veces al año.
El centro poblado de Andas no cuenta con mucha presencia del Estado. Sus autoridades son un alcalde, un teniente alcalde y un juez de paz. No existe una comisaría que brinde seguridad a los pobladores.
“Quiero decir que la población se siente afectada, ya que existe mucho miedo. Quiero decir que no es fácil quitarle la vida a un ser humano, pero al ver a un amigo tendido en el suelo, la población perdió el control; no somos una población violenta”, argumenta el representante de la alcaldía.
Y sigue... “pocas veces nos han pasado esto, sabemos que en otros poblados han actuado de esta forma. Hace unos meses murió un ladrón, en otra ocasión la población quemó el vehículo de los delincuentes, esto ocurre en otros poblados, esa noche nos tocó a nosotros y este fue el resultado”.

Familia mortificada

Por su parte, la madre de uno de los ajusticiados, Emerson Roque Moreno, señala que todo fue un error y pide castigo para los comuneros.
Rosa Yolanda Moreno Mori denuncia que el crimen sería por una deuda que tenían con un poblador de nombre Eduardo Rojas Soto, deuda que ascendía a 5 mil soles.
Asegura que Rojas Soto y Francisco Príncipe Correa habrían rociado con gasolina el cuerpo de los dos desafortunados.
“Eduardo Rojas le debía a mi hijo la suma de S/. 5.000, y tal vez por eso es que decidió asesinarlo y quemarlo con gasolina, ya muchos de los que han participado están identificados”, expresó.
Rosa Moreno dice que existe un video y la prueba para iniciar su denuncia. La Policía y la Fiscalía iniciaron una investigación preliminar de los hechos y esperan encontrar responsables.❧

“Lo ocurrido en el pueblo de Andas es un homicidio calificado”

El especialista César Bazán, de IDL, indicó que en el Perú existen muchos casos de crímenes en las zonas rurales. Por ello, anotó, hay una organización comunal, como son los ronderos campesinos, que están en Cajamarca y en otros lugares.
“Existe mucha violencia: La ronda es la forma que tienen algunos para corregir a un sujeto que cometió un acto criminal. Se organizan y llevan a los delincuentes de ronda en ronda hasta llegar a la comisaría; antes lo castigan”, afirma el especialista en seguridad.
Dijo que la muerte de los delincuentes es un crimen, y la tarea de la Policía y el Ministerio Público es investigar y dar con los responsables. Es un delito que no puede quedar impune.
Este tipo de actos se tipifican como homicidio calificado, porque hay crueldad y alevosía y en el Código Penal indica que la pena no es menor a 14 años de cárcel.


http://larepublica.pe/impresa/sociedad/706122-justicia-popular-relato-de-un-pueblo-tras-la-muerte-de-dos-delincuentes

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