lunes, 30 de mayo de 2011

«Día de la Solidaridad» y Reflexión en la Prevención de Desastres


 

Giuliani: la Guerra del terror se va al Perú


Diario La Republica (Perú), 29 de Mayo de 2011

Por Dennis Jett (*)

Aunque en su primer periodo presidencial George W. Bush la llamó “La guerra contra el terror”, más exacto habría sido llamarla “La guerra del terror”. La razón es que la usó para asustar al electorado con el fin de hacerse reelegir, a pesar de la orfandad de logros que distinguió a su gobierno. La misma estrategia se usa ahora en el Perú con el mismo propósito y, además, con uno de los mismos combatientes: Rudy Giuliani.
   El 5 de junio, los peruanos irán a las urnas para elegir a uno de los dos sobrevivientes de la primera ronda de las elecciones presidenciales. Eso será, en palabras ahora corregidas del Nobel Vargas Llosa, como escoger entre el SIDA y el cáncer .
   Una de las dos opciones es Keiko Fujimori, la hija de 36 años de Alberto Fujimori. Este cumple actualmente una condena de 25 años por violaciones de DDHH y actos de corrupción cometidos mientras fue presidente en los años 90. Keiko Fujimori carece de experiencia significativa, más allá de haber estado en el Congreso, y hay toda clase de señales de que su padre maneja su campaña desde la cárcel .
   La otra opción es Ollanta Humala, un militar retirado, golpista y sospechoso de violaciones de DDHH. Terminó segundo en las elecciones de hace cinco años y acaso haya perdido porque se vinculó con el dictador Hugo Chávez. Para parecer menos radical, esta vez se ha conseguido asesores brasileños, un terno y nuevas consignas .
   Una encuesta reciente muestra que el 72% de los habitantes de Lima se sienten amenazados por el crimen y 21% dicen que han sido víctimas de delitos en el último año. El reto para la señora Fujimori ha sido aprovechar esa inseguridad sin pronunciar el nombre de su encarcelado padre. La solución radicó en contratar a Rudy Giuliani, el ex alcalde de New York, para exhibirlo como “consultor de seguridad” y aparecer con él en sus mítines.
   Lo que los peruanos no saben es lo poco que puede aportar. No se trata solamente de que Giuliani, como apuntó alguna vez Joe Biden, no puede decir una sola frase en la que no hable de sí mismo y de los atentados del 11-S. Poco importaría que fuera apenas otro neoyorquino fanfarrón en competencia con Ronald Trump por el cetro de aspirante más ridículo a la presidencia de EEUU.
   Es lo absurdo de su pretensión de ser un gurú en materia de seguridad pública lo que, en realidad, debería granjearle el premio Nobel de la falsedad. Como claramente demuestra el libro “Freakanomics”, entre las varias razones por las que cayó la criminalidad en New York no estuvo su gestión como alcalde .
    Por el contrario, a Giuliani se le recuerda por haber nombrado a Bernie Kerik como su comisionado de policía y fue por recomendación de él que el presidente Bush nominó a Kerik al puesto de ministro de Seguridad Nacional. Kerik está ahora en la cárcel, cumpliendo una condena de cuatro años, luego de admitir que había cometido múltiples delitos .
   Aparte de haber mostrado poco criterio para escoger a sus subordinados, Giuliani no tenía idea de lo que era Al Qaeda antes del 11-S, por lo que dejó a la ciudad indefensa ante cualquier ataque. Se le vio deambular ese día por las calles de la ciudad después que el cuartel general de la policía, que había costado US $ 60 millones, tuvo que ser evacuado. La razón de eso es que ignoró a sus asesores e insistió en que el local fuera construido junto a las Torres Gemelas; el edificio colapsó con las construcciones vecinas. Hizo construir ahí el cuartel general porque, aunque parezca mentira, tenerlo cerca de la sede de la alcaldía le hacía más fácil encontrarse con su amante. Los peruanos parecen no ser los únicos a los que Giuliani embauca. Un artículo sobre su rol en el Perú menciona que ha cobrado US $ 4 millones por dar consejos sobre seguridad a la ciudad de México, asolada por el crimen .
   Uno puede preguntarse cuánto se está embolsando Giuliani por intervenir en la política peruana y de dónde viene el dinero. Mientras él va muy campante al banco a depositar su cheque, queda por verse si de veras ayuda a asustar a los votantes lo suficiente como para asegurarle la victoria a Keiko Fujimori y, con ello, garantizar la reelección de facto del padre de esta .
  
(*) Docente de Asuntos Internacionales, Penn State University, ex embajador de los EEUU en el Perú (1996-1999) .